Una sátira sobre lo que sería la posible futura gala del puerto debido al cambio de fechas
Fue el único «monumento» que pudimos plantar durante el atípico año 2021. Era la primera vez que el Ayuntamiento convocaba este concurso con tal de motivar a las comisiones a engrandecer las calles durante los días de hogueras.
Nuestra escena mostraba un balcón típico de la cuarenta donde una pareja de foguerers han rescatado sus trajes y se disponen a encender una traca en la que, en cada petardo, estaba escrito alguno de los términos que tanto hemos oído durante la pandemia con tal de hacerlos desparecer.
Ganó el Tercer Premio de su modalidad.
Nuestra intención era que estuviese expuesto hasta el día 24, pero en la tarde del 22 fue vandalizado y decidimos retirarlo por los daños.
En su debut en el mundo de las hogueras, Vicente nos ofreció esta entrañable escena de una familia del siglo XIX durante la romería de la Santa Faz. Al conjunto no le faltaba detalle, pues las caras de los padres estaban hechas a partir de máscaras de la hermana y el primo de Vicente, las alforjas del burro estaban cargadas de alfarería, panes y botellas de mistela, así como de un detalle anacrónico como son los azulejos de Gibeller, que también decoraban el contorno de la escena.
El título del ninot nacía de la famosa sevillana homónima y de la tradición de pasar un romero por el relicario de la Santa Faz que después se ponía en la puerta de casa para dar suerte. A los pies de los personajes había macetas de margaritas, simulando las flores del camino, que desearían ser ramas de romero para poder ellas también tocar la Santa Faz.
Muchos enseres de la escena se salvaron del fuego, ya que se trataban de antigüedades, pero los ninots tuvieron que ser quemados con la hoguera adulta. Solo conservamos el bebé, al que algunos cariñosamente llamamos Vicentín.
Logró alzarse con el Segundo Premio de su modalidad